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Caperucita en cuatro versiones.

De entre todos los cuentos clásicos hay uno que encuentro especial y diferente: Caperucita Roja.
Caperucita no es una princesa, no busca un príncipe, no tiene un hada madrina ni una bruja mala. Caperucita es sólo una niña, su única peculiaridad es su vestimenta y el único mal que le espera es un animal común. No es una aventura mágica sino una aventura que es cercana a la realidad, por eso gusta tanto.
Al ser tan conocido cada vez aparecen más versiones de este cuento y en esta entrada quiero comentar algunos de ellos.

Caperucita Roja de Perrault.
El cuento que escribió Perrault en el síglo XVII es probablemente la versión más simple que existe. En ella Caperucita se dirige al bosque a ver a su abuelita. El lobo le pregunta adónde se dirige y ella le da la explicación. El lobo aprovecha para adelantarse y zamparse a la abuela. Al llegar Caperucita, el lobo está en la cama disfrazado de abuela e invita a Caperucita a meterse en la cama con ella. Después del famoso diálogo entre el lobo y la niña, al preguntarle por sus dientes el lobo se la zampa. En esta versión no hay cazador ni armario donde esconderse. Abuela y nieta son merendadas por el lobo. Tampoco muestra que Caperucita desobedezca a su madre ni al cazador. En esta versión Caperucita representa el candor. No hay una pizca de picardía en ella. Es todo bondad e ingenuidad, la versión más bonita del ser humano y este cuento una lección de vida al despertar de la inocencia de la niñez.
Lo que sí tiene este cuento es una Moraleja que me ha parecido tan interesante que transcribo aquí:
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura,
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van a la siga de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.







Caperucita según Roal Dahl

La semana pasada sacamos de la biblioteca "Cuentos en verso para niños perversos", que no recomiendo hasta que los niños no hayan perdido el candor de mencionado en Perrault.
Me sorprendió la traducción pues las rimas son muy buenas, buen nivel de vocabulario y con sentido. (Se me ocurre ahora mismo que sería interesante hacer un post sobre libros rimados traducidos, en el que el traductor es tan autor de la obra como el escritor.)
También me sorprendió el relato en el que no hay sitio para el candor de Perrault.
 Si lo que buscas es una Caperucita canalla, este es tu cuento.
Para que te puedas hacer una idea, si no lo has leído aviso que va un spoiler : Caperucita acaba con una pellizca de piel paseándose por el bosque.
Esta versión está muy alejada de la de Perrault pero me parece muy recomendable para mayores.






Caperucita en versión española, por Elena Fortún.

La versión autóctona de este clásico es Caperucita Encarnada y está recogido en el cuento "El arte de contar cuentos a los niños", de Elena Fortún.
 Ella explica que al ser este cuento tan conocido les resultaba difícil mantener la atención de los niños durante "la hora del cuento" y por eso ella y sus compañeras decidieron hacer el cuento en romance, convirtiéndose esta versión en un éxito entre los pequeños.
En nuestra Capererucita Encarnada, que tiene una rima estupenda, Caperucita desobedece a su madre y al leñador, que le avisan que no se despiste y no coja el camino del bosque. La niña que no teme al lobo se encuentra con él y en su inocencia le explica que se dirige a casa de su abuela y cómo abrirá la puerta estando su abuela en cama. Al llegar Caperucita Encarnada a casa de su abuela, el lobo ya se la había comido y le esperaba disfrazado. Entonces mantienen el famoso diálogo donde el lobo acaba zampándose a Caperucita, pero en esta versión viene el leñador y abre la panza del lobo para rescatarlas.
Según Gustavo Martín Garzo en "Una casa de Palabras", aquí Caperucita enseña a los niños a elegir su camino (aunque desobedezcan un poco) pues tiene un final feliz. Esta versión de Elena Fortún es la que yo más he escuchado (aunque con distintas palabras) y se puede clasificar como cuento de "niños en peligro" a partir de los cuatro años.



La verdadera historia de Caperucita, de Almodóvar. 

 Es una actualización del cuento en forma de álbum ilustrado por Marc Taeger.
 La historia es muy similar a la de Elena Fortún pero aunque el lobo consigue zamparse a la abuela y disfrazarse, Caperucita anda más despabilada y se escapa alegando que ha de ir al baño.
Las rimas están muy bien, la trama resulta divertida pues le aporta la sorpresa con un toque escatológico que tanta gracia le hace a los niños, las ilustraciones son originales... Es un álbum ilustrado un poco diferente y fue Premio Libro Infantil Daniel Gil 2005.
 En esta versión Almodóvar comenta que tuvo en cuenta opiniones como la de Bruno Bettleheim.





 Como buen psicoanalista argentino en "El psicoanálisis de los cuentos de hadas" Bruno Bettleheim analiza de forma freudiana el cuento llegando a las siguientes conclusiones:
La prenda de vestir Caperucita Roja representa la menstruación y el lobo es el hombre que quiere aprovecharse de la adolescente ingenua.

Tanto en las versiones de Almodóvar como de Perrault el lobo le pide a la niña que se desnude para meterse en su cama. Aunque estos pasajes son muy sutiles como para que un niño aprecie ningún aspecto sexual he leído a Federico Martín Nebras en alguna ocasión que Caperucita no se debe leer a los niños demasiado pequeños porque representa la sexualidad. Me quedé con esta duda mucho tiempo hasta que leyendo varias versiones (y sobre todo la Moraleja de Perrault) he entendido el significado de aquellas palabras.

 Espero que os haya gustado este post y me gustaría preguntaros si ahora leeréis a Caperucita con los mismos ojos.
Podéis dejar vuestros comentarios aquí o en mi e-mail. Hasta la vista, cuentista!



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